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BIOGRAFIA
Alessandro
Pertini naci� en Stella, en la provincia de Savona, el 25
de septiembre de 1896, en una familia acomodada (el padre
Alberto era un terrateniente). Ten�a cuatro hermanos:
Luigi, el primog�nito fue pintor; Marion se cas� con un
diplom�tico italiano; Giuseppe fue un oficial de carrera,
mientras Eugenio muri� tr�gicamente muy joven en el
campo de concentraci�n de Flossenburg, el 25 de abril de
1945.
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Muy
cercano a su madre, Maria Muzio, Pertini curs� sus
estudios en el colegio de los salesianos "Don
Bosco" de Varazze, y luego en el Liceo "Chiabrera"
de Savona. Aqu� tuvo como profesor de filosof�a a
Adelchi Baratono, socialista reformista y colaborador en
la Critica Sociale de Filippo Turati, quien ciertamente le
ayud� en su acercamiento al socialismo y a los ambientes
del movimiento obrero de Liguria. Luego estudi� Derecho
en la Universidad de G�nova y consigui� el t�tulo de
abogado.
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En
1917, el joven Pertini fue convocado como subteniente y
enviado al frente en el Isonzo y la Bainsizza. Si bien
hubiese sido se�alado a las autoridades militares como
simpatizante socialista y neutralista, el joven teniente
Pertini se distingui� por una serie de actos de hero�smo
y fue propuesto para la medalla de plata al valor militar
por haber llevado a cabo, en agosto de 1917, un asalto al
monte Jelenik. En 1918 Sandro Pertini comenz� la
militancia en la filas del Partito Socialista Italiano. |
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En
estos a�os se mud� a Florencia, hu�sped de su hermano
Luigi, y se matricul� en el Instituto "Cesare
Alfieri" donde obtuvo la licenciatura en Ciencias
Pol�ticas en 1924, con una tesis que llevaba por t�tulo
"La Cooperaci�n".
En Florencia, Pertini entr� en contacto con los c�rculos
del interventismo democr�tico y socialista cercanos a
Gaetano Salvemini, a los hermanos Rosselli y a Ernesto
Rossi. En este periodo adhiri� al movimiento de
oposici�n al fascismo "Italia Libera".
Encontr�ndose en abierto conflicto con el fascismo, que
hab�a subido al poder en octubre de 1922 tras la
"marcia su Roma", el joven abogado Pertini se
convirti� en seguida en el blanco de repetidas violencias
"squadriste".
En 1924, despu�s del asesinato de Giacomo Matteoti a
manos de los fascistas, entr� en el PSU. A partir del
"delito Matteoti", Pertini comenz� una intensa
actividad de lucha contra el fascismo. Su estudio de
abogado en Savona fue destru�do m�s de una vez, y �l
mismo sufri� ataques y apaleos por parte de los
"squadristi" fascistas. |
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El
22 de Mayo de 1925, Pertini fue arrestado en Stella por
haber distribu�do la publicaci�n clandestina Sotto il
barbaro dominio fascista. En los art�culos comprendidos
en el op�scolo y reivendicados por Pertini como suyos,
eran subrayadas las responsabilidades de la monarqu�a en
la continuaci�n del r�gimen fascista y de sus
ilegalidades y violencias. As�mismo, expresaba
desconfianza en el papel jugado por el Senado del Reino,
compuesto en su mayor�a por pro-fascistas, llamado a
juzgar como Alta Corte de Justicia las eventuales
complicidades del general Emilio De Bono en el crimen
Matteoti. |
Acusado
por "instigaci�n al odio entre las clases sociales"
(art.120 del C�digo Zanardelli), adem�s de delitos por
publicaci�n clandestina, ultraje al Senado y acusaci�n
de lesa majestad del rey por los actos de gobierno,
Pertini, sea durante el interrogatorio tras su arresto que
frente al fiscal del rey o durante la audiencia p�blica
ante el Tribunal de Savona, reivindic� las propias
acciones tom�ndose todas las responsabilidades y se
declar� dipuesto, cualquiera fuese la condena, a seguir
en la lucha antifascista y por el socialismo y la libertad.
El 3 de junio de aquel a�o fue condenado a ocho meses de
prisi�n y a pagar una multa por los reatos de
publicaci�n clandestina, ultraje al Senado y lesa
majestad, pero fue absuelto de la acusaci�n de
instigaci�n al odio de clase. Obtenida la libertad tras
la victoriosa defensa de su abogado, G.B. Pera, Pertini
sigui� en su lucha. El 9 de junio de 1925, en v�speras
del aniversario del crimen Matteotti, con la ayuda de
algunos obreros, Pertini coloc�, bajo la l�pida que en
el fuerte de Savona recordaba el cautiverio de Giuseppe
Mazzini, una corona con una cinta roja y la inscripci�n
"Gloria a Giacomo Matteotti". La violencia y los
apaleamientos de los fascistas siguieron con mayor
intensidad. El apaleo m�s grave, en el verano de 1926, lo
oblig� a internarse en el hospital.
En noviembre de 1926, despu�s del fracasado atentado a
Mussolini efectuado por Zamboni, Pertini, como muchos
otros antifascistas en Italia, fue objeto de nuevas
vejaciones por parte de los fascistas y tuvo que abandonar
Savona y refugiarse en Mil�n. El 4 de diciembre de 1926,
con la promulgaci�n de las leyes excepcionales
antifascistas, Pertini fue enviado al destierro por cinco
a�os (el m�ximo previsto por la ley).
Definitivamente en la clandestinidad, se refugi� en la
casa de Carlos Rosselli en Mil�n y Pertini tuvo la
oportunidad de conocer personalmente al
"maestro" del socialismo reformista Filippo
Turati. Pertini estuvo entre los organizadores de la
clamorosa fuga del dirigente del socialismo reformista
italiano, actuada para impedir que Turati cayera en manos
de los fascistas. En el �ltimo momento, considerando la
condena al destierro, Pertini fue elegido para acompa�ar
a Turati hacia el exilio franc�s. Antes decidieron de
dirigirse hacia Savona. |
Desde
el 8 hasta el 11 de diciembre, Pertini y Turati se
refugiaron en la casa de Italo Oxilia en Quigliano. En la
noche entre el 11 y el 12 de diciembre, acompa�ados por
Ferrucio Parri, Carlo Rosselli y Adriano Olivetti, y por
Boyanc�, Oxilia, Da Bove y el mec�nico Amelio, Turati y
Pertini se embarcaron en un muelle de Savona en una lancha
pilotada por Oxilia y Da Bove.
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Tras
una tempestuosa navegaci�n llegaron, por la ma�ana del
12, a la ciudad de Calvi, en Corsica. Mientras los dem�s
volv�an a Italia por la tarde del d�a siguiente, Pertini
y Turati se quedaron, como establecido, en Francia.
En una p�gina llena de conmoci�n, Pertini recordar� la
amargura de la separaci�n de Filippo Turati, conciente
que nunca m�s volver�a a Italia. Por la ma�ana del 14
de diciembre, Parri y Rosselli, descubiertos por la
polic�a mientras llegaban con la lancha al puerto de
Marina de Massa, fueron en seguida conectados a la fuga de
Turati.
Los hechos concluyeron con el famoso juicio de Savona, que
termin� el 14 de setiembre de 1927 con la condena a diez
meses de prisi�n para Ferruccio Parri, Carlo Rosselli, Da
Bove y Boyanc�, adem�s de Turati y Pertini. Tambi�n
Oxilia, como jefe de la operaci�n, sufri� una dura
condena. El juicio de Savona fue una de las �ltimas
acciones colectivas contra el fascismo.
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En
el exilio, Pertini estrech� lazos con los otros
antifascistas italianos y particip� en el Congreso de la
Liga de los Derechos humanos que tuvo lugar en Marsella.
Se traslad� a Par�s y luego a Niza e hizo varios
trabajos para poder vivir: desde lavador de taxis hasta
alba�il, pasando por peintre en batiment y extra de cine.
En 1928, con el dinero obtenido con la venta de una
peque�a finca heredada en Liguria, Pertini, bajo el falso
nombre de Jean Gauvin, instal� una radio en Eze, cerca de
Niza, para transmitir propaganda contra el fascismo. Tras
ser descubierto, fue procesado y condenado por el Tribunal
de Niza a un mes de c�rcel (suspendido por condicional) y
a pagar una multa. |
Desde
el primer momento de su permanencia en Francia, Pertini
mostr� su hast�o hacia la vida de exiliado. Su car�cter
le impon�a volver lo antes posible a Italia y as� a
partir de los primeros meses de 1929 empez� a pensar a un
plan para su regreso.
El 26 de marzo de 1929, con un pasaporte falso con el
nombre del ciudadano suizo Luigi Roncaglia, Pertini logr�
finalmente entrar en Italia. Aqu� reanud� los contactos
con la red clandestina de los antifascistas. Identificado,
fue arrestado en Pisa el 14 de abril de 1929. Sometido al
Tribunal Especial, Pertini fue condenado el 30 de
noviembre de 1929 a diez a�os y nueve meses de prisi�n y
a tres de vigilancia especial.
Durante todo el proceso mantuvo lo que el Prefecto
defini� "una actitud soberbia y despreciativa"
neg�ndose a reconocer la autoridad del Tribunal.
Anunciada la condena respondi� con el grito "Viva el
socialismo" y "Abajo el fascismo". Este
comportamiento le cost� a Pertini la reclusi�n forzada
en Regina Coeli y la condena perpetua en Santo Stefano. No
obstante los abusos, en c�rcel mantuvo siempre un
comportamiento sereno y al mismo tiempo firme. Temprano su
nombre fue asociado al de otros l�deres antifascistas.
Desde la c�rcel logr� mantener contactos, si bien
espor�dicos y arriesgados, con los otros antifascistas.
R�pidamente sus condiciones de salud empeoraron. Comenz�
una campa�a de opini�n que obtuvo un cierto resultado.
En diciembre de 1930, le fue levantado el r�gimen de
c�rcel duro y fue trasladado a la casa penal para
enfermos cr�nicos de Turi. Aqu�, Pertini conoci� y se
hizo amigo de otro dirigente del antifascismo encarcelado,
Antonio Gramsci.
En abril de 1932, Pertini fue trasladado al sanatorio
judicial de Pianosa. A pesar de esto sus condiciones de
salud no mejoraron, lo que llev� a su madre a presentar a
las autoridades una solicitud de gracia. Por primera vez
las relaciones entre madre e hijo empeoraron. Pertini
rechaz� la solicitud de gracia con palabras duras hacia
la madre y el mismo presidente del Tribunal Especial.
En septiembre de 1935 Pertini dej� la prisi�n y fue
conducido al destierro en la isla de Ponza. En 1939 se
decidi� su traslado a las islas Tremiti y luego a
Ventotene. Obtuvo la libertad, despu�s de catorce a�os,
solo en agosto de 1943, un mes despu�s de la ca�da del
fascismo. Despu�s del 25 de julio Pertini, recobrada su
libertad, fue uno de los principales protagonistas del
movimiento de liberaci�n nacional.
Entre quienes en Roma participaron a la constituci�n del
partido socialista, fue el responsable de la organizaci�n
militar. Tras el 8 setiembre y la fuga de los reales de
Savoia, Pertini combati� junto a militares y civiles en
la defensa de la capital en Puerta San Pablo. Entrado en
la clandestinidad despu�s de la ocupaci�n de parte de
Italia por los nazis, estuvo activo hasta el 18 de octubre
1943, cuando junto a Giuseppe Saragat fue arrestado por
los nazi-fascistas. Llevado a Regina Coeli fue interrogado
y condenado a muerte, sin haber traicionado a sus
compa�eros.
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El
24 de enero 1944, gracias a una acci�n de los partisanos,
fue liberado. Obtenida la libertad de movimiento, Pertini
entr� en la junta militar central del Comit� de
Liberaci�n Nacional como representante del PSIUP. En el
norte reorganiz� el partido socialista de la Alta Italia,
llegando a ser poco despu�s secretario, tomando parte a
las actividades del CLNAI. |
En
julio de 1944, despu�s de la liberaci�n de la capital
por parte de los aliados, volvi� a Roma cruzando las
l�neas del frente. Fue entre quienes participaron en la
batalla de la liberaci�n de Florencia.
En octubre de 1944 volvi� de nuevo al norte. Llegado en
Francia en avi�n, cruz� el Monte Blanco y entr� en
Italia tomando el mando en el PSIUP y en el CLNAI. En
abril de 1945 junto a Leo Valiani y Luigi Longo estuvo
entre los organizadores de la insurrecci�n de Mil�n. En
aquellos meses conoci� a una militante partisana, Carla
Voltolina, que m�s tarde ser� su esposa.
Secretario del PSI en 1945, electo en la Constituyente y
diputado, director del Avanti! en 1945-46 y en 1950-51,
Pertini fue uno de los representantes m�s destacados del
PSI de la posguerra.
Aunque fuera favorable a una alianza pol�tica con el PCI,
defendi� siempre la autonom�a de la tradici�n
socialista, entendida como exaltaci�n de la democracia y
de la libertad, de la protecci�n de los intereses de las
clases m�s d�biles, en particular de la clase obrera. En
esta �ptica, la funci�n del PSI ser�a la de "conciencia
democr�tica en medio de las masas trabajadoras".
A favor de la paz y de la distensi�n entre los bloques,
en el clima de la guerra fr�a sostuvo la orientaci�n
general de la izquierda italiana seg�n la cual la URSS,
vencedora contra los nazis y los fascistas, era el
palad�n de los equilibrios surgidos al final de la
segunda guerra mundial. Sin embargo esta posici�n fue mas
bien el resultado de la b�squeda de un di�logo entre
este y oeste y no de una adhesi�n autom�tica al mundo
sovi�tico.
Por otro lado, tras los hechos de 1956, aunque sin perder
la confianza en la experiencia nacida de la Revoluci�n de
Octubre, Pertini subray� la importancia de la legalidad
democr�tica, del derecho a la autodeterminaci�n de los
pueblos y de la soberan�a nacional, principios
abiertamente violados por los tanques sovi�ticos. Entran
en esta orientaci�n la constante denuncia contra
cualquier forma de colonialismo, directo como el de
Francia en Indochina, o enmascarado como el del mandato de
administraci�n de Italia en Somalia. Dentro del partido
mantuvo siempre una posici�n fuera de las corrientes,
llamando siempre a la unidad. Despu�s de la creaci�n de
los gobiernos de centroizquierda, que juzg� positivamente
como se�al de una significativa (aunque no mayoritaria)
representaci�n de la clase obrera, Pertini se abri� al
atlantismo, concebido con funciones defensivas y
estabilizadoras, y sobre todo al europe�smo, es decir a
una Europa de la gente com�n y no solamente de los
aparatos diplom�ticos y del capital.
En 1968 fue elegido presidente de la C�mara de Diputados.
Pertini cubrir� este encargo con grande equilibrio y
respeto de la instituci�n, inaugurando desde entonces la
costumbre de encontrarse peri�dicamente con j�venes de
toda Italia.
El 8 julio de 1978, al final de un largo escrutinio,
Sandro Pertini fue elegido s�ptimo presidente de la
Rep�blica. Eran los "a�os de plomo" y del
terrorismo, de la crisis econ�mica y de la crisis
pol�tica y parlamentaria que sigui� al fracaso de la
experiencia de la solidaridad nacional tras el secuestro y
asesinato de Aldo Moro. M�s all� del papel
pol�tico-institucional de Pertini - que durante su
periodo presidencial nombr� el primer presidente del
Consejo de Ministros laico, Giovanni Spadolini, y luego el
primer socialista, Bettino Craxi - fue en estos a�os que
emerge claramente su personalidad y humanidad.
Ya anciano, Sandro Pertini logr� despertar la confianza
de los italianos hacia las instituciones. Viaj� en Italia
y en el exterior representando al Estado en muchas
ocasiones, felices y tr�gicas. Con su autoridad y
constante denuncia y con su presencia contribuy� a aislar
el terrorismo en la opini�n p�blica y entre los
trabajadores haci�ndolo percebir como un cuerpo extra�o,
hostil. |
Comportamiento
similar tuvo frente a la criminalidad organizada
denunciando "la nefasta actividad contra la humanidad"
de la Mafia. En los a�os de su presidencia, Pertini se
orient� todav�a m�s en direcci�n de la lucha en
defensa de los derechos civiles y humanos a nivel
internacional, por ejemplo contra el Apartheid en Africa
del Sur, contra las dictaduras suramericanas o contra la
invasi�n sovi�tica de Afganist�n. Gran comunicador,
Pertini puso en evidencia en las ocasiones oficiales una
curiosidad extraordinaria y al mismo tiempo, un respiro
comedido que daba a sus palabras el car�cter del mensaje
universal.
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Ning�n
jefe de gobierno o estadista italiano obtuvo tanta
popularidad en el exterior, en las sedes m�s diversas.
Recibi� diplomas honoris causa en las universidades m�s
prestigiosas, fue acad�mico de Francia, y constantemente
requerido por los medios de informaci�n internacional.
Con Pertini, la imagen de Italia en el mundo mejor�.
Terminado su periodo presidencial pas� a ser senador
vitalicio. El �nico cargo oficial que decidi� aceptar,
por solicitud de algunos acad�micos y estudiosos del
movimiento obrero y socialista, fue la presidencia de la
Fundaci�n de Estudios Hist�ricos "Filippo
Turati" de Florencia, creada en 1985 con el objetivo
de conservar el patrimonio documental del socialismo
italiano.
Muri� en Roma el 24 de febrero de 1990.
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